No lo dice el Clan...



Pero cuando la revolución haya logrado que sea "facil vivir", cuando todos trabajemos juntos en armonía y nadie le robe al trabajador su tiempo, es decir, su vida, en esos días venideros no tendremos obligación alguna de seguir produciendo cosas que no deseemos, ninguna obligación de trabajar por nada, podremos cosiderar con calma y reflexión qué hacer con nuestra riqueza en fuerza de trabajo. Ahora bien, por mi parte creo que el primer uso que deberíamos hacer de esa riqueza, de esa libertad, sería lograr que todo trabajo, aún el más vulgar e imprescindible, fuera agradable para todos, porque revisando el asunto cuidadosamente, me doy cuenta de que lo único que, sin ninguna duda, proporcionará felicidad a la vida frente a todo accidente y problema será tomar un interés gozoso en todos los detalles de la vida. Y por si acaso piensan que ésa sea una afirmación demasiado universalmente aceptada como para que valga la pena formularla, les recordaré hasta qué punto la impide la civilización moderna, con qué detalles tan sórdidos, e incluso terribles, rodea la vida de los pobres, a qué vida tan mecánica y vacía somete a los ricos, y qué rara satisfacción es, para cualquiera de nosotros, el sentirnos parte de la naturaleza y, sin prisas, juiciosa y alegremente, captar el curso de nuestras vidas entre los peque;os eslabones de acontecimientos que las conectan con las vidas de los demás, y abarcar así al conjunto de la humanidad.

William Morris . Trabajo útil o esfuerzo inútil




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La rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos.

Alejandra Pizarnik


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Los dueños de las dudas 

En la vereda de enfrente 
están los dueños de la verdad escriturada,
los propietarios de la seguridad
del ignorante;
de este lado estamos nosotros,
los dueños de las dudas
sentados a una larga mesa en llamas.
Somos
los que sabemos que no sabemos.
Los que sabemos que no es luz esta claridad,
que este permiso no es la libertad,
que este mendrugo no es le pan
y que no existen una sola realidad
ni una única verdad.
Somos
los hijos de los profetas
pero también hijos de aquellos
a quienes los profetas maldecían;
somos
los que desafinan en los coros de los istas.
Somos
los que confían en la marcha de la historia
sin darla por sobreentendida.
Escépticos y optimistas,
compartimos el pan de la duda,
sentados a una larga mesa en carne viva.


Eliahu Toker


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Un brindis de piratas


Los viajeros sólo desean llegar y partir de los puertos, nunca permanecer. En los puertos, la vida es una aburrida parodia. Hay pianistas, payasos y toda clase de inventos para entretener a los que viajan. Hay amores para acompañar la soledad y juegos dramáticos para perder el tiempo.
Al atardecer de los sueños, el marino siempre se asoma a esa mágica sensación de que la vida empieza al borde del abismo que separa los mundos. El mundo de los muertos que parece vivir y el mundo de los vivos que simulan estar muertos.
La aventura es más allá, en el Mar de Nunca Jamás, donde Alguien nunca se olvida que es Nadie. Al marino no le interesan las noticias que circulan en la Tierra de Siempre. En esa tierra, la realidad son modas que el tesorero acumula en los cofres de la ausencia.
Todos los días nos vemos obligados a escoger entre ser el guerrero-pirata-loco-extraterrestre o ser el lame-mocos que solo quiere casarse-escribir el libro-alquilar el depto-comprar marihuana para llenar de escombros su vacío.
Es más cómodo viajar en sillas de ruedas en la autopista de las emociones controladas. Es más cómodo que andar rengueando por caminos desconocidos. Es mas cómodo internarse en el asilo de las costumbres que seguir recorriendo nuestro miedo a la oscuridad.
Este 31 de diciembre, uno de esos días en que el gris de la ausencia alcanza su mayor brillantes, quizá sea bueno asomarse nuevamente a esa peligrosa escollera. Por eso voy a brindar con ustedes, mis amigos, para que esa noche nos encontremos en el espacio imaginario de nuestros sueños.
Brindo por todos aquellos que insisten en desconocer el misterio de la existencia. Por que en el brindis cierren los ojos y que al volver a abrirlos el escenario sea otro y la obra maravillosa.
Brindo por los intrépidos que hoy están tristes, por los vagabundos que se creen perdidos, por los rebeldes que están resignados, por los perseguidos que tímidamente poseen el secreto. Que se cumplan sus peores propósitos. Que gocen el peor momento. Que sigan siendo polizones ocultos entre los pliegues de la pesadilla colectiva. Que nunca los encuentren, que siempre lleguen a tiempo o que no exista el tiempo, para que puedan llegar.
Brindo por mis invisibles amigos, los que saben que no saben, los que deseando vivir, viven simplemente deseando.
Que funden su reino, que encuentren su magia, que hagan la fiesta, que nunca se pierdan.
Y de no ser así, que el mundo se pudra en el infierno que nos sugieren.


Enrique Symns



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"No creo en las revoluciones que cambian el orden de las cosas y no cambian el corazón del hombre."

Blaise Pascal


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VIDA MAS ELEVADA

Su vida escoge el hombre, su objetivo,
Gana libre de error sabiduría, pensamientos,
Recuerdos que perdiéronse en el mundo,
Y nada puede contrariar su valor íntimo.
El esplendor de la Naturaleza embellece sus días,
Otórgale su espíritu nuevas vestiduras
En su interior, y así contempla la verdad,
Y el más alto sentido, y las más singulares preguntas.
Puede así el hombre conocer entonces el sentido de la vida,
Nombrar su meta lo más alto, lo más elevado,
Saber que uno es el sentido de la humanidad y de la vida,
Considerar que el más alto sentido es la más noble vida.


Friedrich Holderlin. Poemas de la Locura


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En cambio, ¡cómo impresiona la gravedad y el silencio de la Naturaleza, cuando se está cara a cara con ella, sin nada que nos distraiga, ante unas desnudas alturas o la desolación de unos viejos montes! No podremos nunca eximirnos del lenguaje o de los otros sistemas de símbolos; porque es gracias a ellos, solamente a ellos, como hemos podido elevamos por encima de los brutos, al nivel de los seres humanos. Pero, así como somos sus beneficiarios, podemos también muy fácilmente convertimos en sus víctimas. Debemos aprender a manejar con eficacia las palabras, pero, al mismo tiempo, debemos preservar y, en caso necesario, intensificar nuestra capacidad para mirar al mundo directamente y no a través del medio semiopaco de los conceptos.
  

Aldous Huxley. Las puertas de la percepción



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He referido de la manera más exacta que me ha sido posible las cosas de aquella República que no solamente tengo la certeza de que son muy buenas, sino que estimo que únicamente ella puede llamarse República; porque aunque en otras partes se trate verdaderamente del bien público siempre se atiende más al particular. Mientras que en Utopía todos miran preferentemente la utilidad común, dejando en segundo término el propio interés.
En otras Repúblicas, aunque sean prósperas y florecientes, y nadie tema morirse de hambre, procuran, no obstante, más sus comodidades particulares que la conveniencia pública; y aunque la necesidad obliga a veces a hacer estas cosas, no así en Utopía, donde todo es común, y por ello nadie teme morir de necesidad por estar llenos los almacenes públicos desde los que a todos se distribuye con equidad. No hay ningún pobre, porque nadie posee nada en particular, siendo todos ricos en común.
No se puede comparar la situación de otros países, ni siquiera de lejos, con la igualdad de esta República.
¿Cómo puede justificarse que un pobre, o un plebeyo que sea usurero, u otro cualquiera que no se ocupa en trabajo alguno o que toda su acción es poco necesaria a la República, pueda adquirir a base de tal ociosidad el vivir con esplendor y regalo, y que un trabajador, o un hombre del campo, tenga que trabajar día y noche con tanta fatiga que no la toleraría un animal, para granjearse escasamente su alimento, con menos comodidad que los brutos, que ni se cansan tan intensamente ni padecen por el temor de que les falten las cosas necesarias para la vida? ¡A éstos el trabajo de escaso provecho y poco fruto siempre les está aguijoneando, atormentándoles el pensar en la vejez mísera que les espera a todos aquellos cuyo jornal de un día es tan escaso que no les basta para el sustento de él, de manera que mal podrán poner de lado algo sobrante para los días malos de la senectud!
¿No es ingrata e injusta aquella República que desperdicia grandes caudales en los que llama nobles, en los artífices de cosas vanas, en los bufones, en los inventores de deleites superfluos, y en muchos otros por el estilo, no teniendo el menor interés por el bienestar de los agricultores y toda clase de trabajadores, sin los cuales la República no podría subsistir? Se usa mal de aquellos cuyo trabajo es de gran provecho, desentendiéndose de sus desvelos; y cuando después de haber pasado muchos años se hallan necesitados de todas las cosas y con graves enfermedades, se les deja morir en extrema miseria, olvidando los grandes servicios que prestaron.
¿Qué diremos de los ricos que se quedan con el salario de los trabajadores, no solamente con violencia y engaño, sino con el pretexto de las leyes? Así, lo que antes se tenía por injusto, como era el no recompensar con agradecimiento a los que habían hecho algún bien y servicio a la República, ahora esta ingratitud y perversión la ensalzan y califican con el nombre de justicia, estableciendo leyes nuevas sobra esta base.
Estas invenciones de los poderosos, adornadas con los colores de la nación, se convierten en leyes; y los hombres perversos con codicia insaciable se reparten entre ellos los bienes que debían destinarse a la necesidad de todos. ¡Qué lejos está esto del bienestar de la República de Utopía!
En Utopía han desterrado totalmente la codicia del dinero no usando de él para nada, evitando así muchas pesadumbres y arrancando las maldades de raíz. Porque, ¿quién no sabe que los engaños, hurtos, robos, tumultos, alborotos, enemistades, motines, asesinatos, traiciones y venenos (que cada día son más frecuentes, porque los castigos no bastan para evitarlos), todo ello desaparece si se desprecia el dinero? ¿Y que la solicitud por el dinero es causa de continuas fatigas y desvelos para ahuyentar la pobreza, como si ésta solamente pudiera ser vencida con la riqueza?


Tomás Moro. Utopía


 
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Vivimos juntos y actuamos y reaccionamos los unos sobre los otros, pero siempre, en todas las circunstancias, estamos solos. Los mártires entran en el circo tomados de la mano, pero son crucificados aisladamente. Abrazados, los amantes tratan desesperadamente de fusionar sus aislados éxtasis en una sola autotrascendencia, pero es en vano. Por su misma naturaleza, cada espíritu con una encarnación está condenado a padecer y gozar en la soledad. Las sensaciones, los sentimientos, las intuiciones, imaginaciones y fantasías son siempre cosas privadas y, salvo por medio de símbolos y de segunda mano, incomunicables. Podemos formar un fondo común de información sobre experiencias, pero no de las experiencias mismas. De la familia, de la nación, cada grupo humano es una sociedad de universos islas.
La mayoría de los universos islas tienen las suficientes semejanzas entre sí para permitir !a comprensión por inferencia y hasta la empatía o "dentro del sentimiento". Así, recordando nuestras propias aflicciones y humillaciones, podemos condolernos de otros en análogas circunstancias, podemos ponernos -siempre, desde luego, un poco al estilo Pickwick- en su lugar. Pero, en ciertos casos, la comunicación entre universos es incompleta o hasta inexistente. La inteligencia es su propio lugar y los lugares habitados por los insanos y los excepcionalmente dotados son tan diferentes de aquellos en que viven los hombres y mujeres corrientes, que hay poco o ningún terreno común de memoria que pueda servir de base para la comprensión o la comunidad de sentimientos. Se pronuncian palabras, pero son las palabras que no ilustran. Las cosas y acontecimientos a que los símbolos hacen referencia pertenecen a campos de experiencia que se excluyen mutuamente.
Vernos a nosotros mismos como los demás nos ven es un don en extremo conveniente. Apenas es menos importante la capacidad de ver a los demás como ellos mismos se ven. Pero ¿qué pasa si los demás pertenecen a una especie distinta y habitan en un universo radicalmente extraño?





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El mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia,
pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde
arriba, la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar
de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las
demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos
chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de
fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego
loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos
bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la
vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca se enciende.
Eduardo Galeano. El Libro de los Abrazos


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En estos tiempos mudos y ciegos, los hombres dan una importancia exclusiva al éxito externo, se preocupan sólo de los bienes materiales y celebran como una gran proeza el progreso técnico que sólo sirve y sólo puede servir al cuerpo. Las fuerzas puramente espirituales son subestimadas en el mejor de los casos, o simplemente pasadas por alto.
Los hambrientos y visionarios aislados son ridiculizados o tenidos por anormales. Las pocas almas que no se hunden en el sueño y sienten un  oscuro deseo de vida espiritual, de saber y de progreso, se lamentan desoladas en medio del grosero coro de materialismo. La noche espiritual se cierne más y más. Las tinieblas grises caen sobre las almas atemorizadas y las superiores, acosadas y debilitadas por la duda y el temor, eligen algunas veces el oscurecimiento paulatino a la inmediata y violenta caída en la oscuridad total.

Wassily Kandinsky. De lo Espiritual en el Arte.


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Las tradiciones futuras

Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y
se reconocen y se abrazan, y ese lugar es mañana.
Suenan muy futuras ciertas voces del pasado americano
muy pasado. Las antiguas voces, pongamos por
caso, que todavía nos dicen que somos hijos de la tierra,
y que la madre no se vende ni se alquila. Mientras llueven
pájaros muertos sobre la ciudad de México, y se convierten
los ríos en cloacas, los mares en basureros y las
selvas en desiertos, esas voces porfiadamente vivas nos
anuncian otro mundo que no es este mundo envenenador
del agua del suelo, el aire y el alma.
También nos anuncian otro mundo posible las voces
antiguas que nos hablan de comunidad. La comunidad,
el modo comunitario de producción y de vida, es la más
remota tradición de las Américas, la más americana de
todas; pertenece a los primeros tiempos y a las primeras
gentes, pero también pertenece a los tiempos que vienen
y presiente un nuevo Nuevo Mundo. Porque nada hay
menos foráneo que el socialismo en estas tierras nuestras.
Foráneo es, en cambio, el capitalismo; como la viruela,
como la gripe, vino de afuera.

Eduardo Galeano. El Libro de los Abrazos


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EDAD

¿Qué se puede hacer en ochenta años? Probablemente, empezar a darse cuenta de cómo habría que vivir y cuáles son las tres o cuatro cosas que valen la pena.
Un programa honesto requiere ochocientos años. Los primeros cien serían dedicados a los juegos propios de la edad, dirigidos por ayos de quinientos años; a los cuatrocientos años, terminada la educación superior, se podría hacer algo de provecho; el casamiento no debería hacerse antes de los quinientos; los últimos cien años de vida podrían dedicarse a la sabiduría.
Y al cabo de los ochocientos años quizá se empezase a saber cómo habría que vivir y cuáles son las tres o cuatro cosas que valen la pena.
Un programa honesto requiere ocho mil años.
Etcétera.

Ernesto Sábato. Uno y El Universo


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Dejo de lado la cuestión de si, al refinar continuamente a la humanidad proporcionalmente a los nuevos placeres que ofrece, el progreso indefinido no sería su tortura más cruel e ingeniosa; si, al avanzar como lo hace mediante una negación de sí mismo, no resultaría ser una forma de suicidio perpetuamente renovada, y si, encerrado en el ardiente círculo de una lógica divina, no sería como el escorpión que se envenena con su propia cola: el progreso, ¡ese eterno desiderátum que es su eterna desesperación!

Charles Baudelaire. A propósito de la Exposición Universal de 1855.


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Una sola cosa vale -decía Ibsen-: revolucionar las almas.

Manuel González Prada. Anarquía


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Los hombres encuentran en las mismas crisis la fuerza para su superación. Así lo han mostrado tantos hombres y mujeres que, con el único recurso de la tenacidad y el valor, lucharon y vencieron a las sangrientas tiranías de nuestro continente. El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer. En esta tarea lo primordial es negarse a asfixiar cuanto de vida podamos alumbrar. Defender, como lo han hecho heroicamente los pueblos ocupados, la tradición que nos dice cuánto de sagrado tiene el hombre. No permitir que se nos desperdicie la gracia de los pequeños momentos de libertad que podemos gozar: una mesa compartida con gente que queremos, unas criaturas a las que demos amparo, una caminata entre los árboles, la gratitud de un abrazo. Un acto de arrojo como saltar de una casa en llamas. Éstos no son hechos racionales, pero no es importante que lo sean, nos salvaremos por los afectos.

El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria.

Ernesto Sábato. La Resistencia


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Un espectro anda al acecho entre nosotros y sólo unos pocos lo han visto con claridad. No se trata del viejo fantasma del comunismo o del fascismo, sino de un nuevo espectro: una sociedad completamente mecanizada, dedicada a la máxima producción y al máximo consumo materiales y dirigida por máquinas computadoras.

Sin embargo, existe la posibilidad de que la sociedad deshumanizada no triunfe "si un número creciente de personas llegara a percatarse plenamente de la amenaza que el mundo tecnológico plantea a la vida personal y espiritual del hombre, y si ellas determinaran afirmar su libertad trastrocando el curso de esta evolución"



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Los nadies

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan
los nadies con salir de pobres, que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros
la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni
hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo
la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y
aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el
pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la
liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la
crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los
mata.

Eduardo Galeano. El Libro de los Abrazos



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"Nada de porches delanteros.
Mi tío dice que antes solía haberlos. Y la gente, a veces, se sentaba por las
noches en ellos, charlando c uando así lo deseaba, meciéndose y guardando silencio cuando no quería hablar. Otras veces permanecían allí sentados, meditando sobre las cosas. Mi tío dice que los arquitectos prescindieron de los porches frontales porque estéticamente no resultaban. Pero mi tío asegura que éste fue sólo un pretexto. El verdadero motivo, el motivo oculto, pudiera ser que no querían que la gente se sentara de esta manera, sin hacer nada, meciéndose y hablando. Éste era el aspecto malo de la vida social. La gente hablaba demasiado. Y tenía tiempo para pensar.
Entonces, eliminaron los porches. Y también los jardines. Ya no más jardines
donde poder acomodarse. Y fíjese en el mobiliario. Ya no hay mecedoras.
Resultan demasiado cómodas. Lo que conviene es que la gente se levante y ande por ahí".

Ray Bradbury. Fahrenheit 451



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Preguntitas

Un día, yo pregunté:
"Agüelo, ¿dónde está Dios?"
Me miró con ojos tristes
Y nada me respondió.

Mi agüelo murió en los montes,
Sin rezos, ni confesión,
Y lo enterraron los indios,
Flauta de caña y tambor.

Otro día, yo pregunté:
"Padre, ¿qué sabe de Dios?"
Me miró con ojos tristes
Y nada me respondió.

Mi padre murió en las minas,
sin rezos, ni confesión.
¡Color de sangre minera
tiene el oro del patrón!

Mi hermano vive en los montes,
Y no conoce la flor.
Sudor, serpiente y malaria,
Es vida del leñador.

Y que naides le pregunte,
Si sabe dónde está Dios:
¡Por su casa no ha pasado
Tan distinguido señor...!

Yo canto por los caminos,
Y cuando estoy en prisión,
Oigo la voz del pueblo,
Que canta mejor que yo.

Hay una cosa en la vida,
Más importante que Dios:
Y es que naides escupa sangre
Pa’ que otro viva mejor.

¿Qué Dios ayuda a los pobres?...
Tal vez sí..., o tal vez no...,
¡Pero es seguro que almuerza
En la mesa del patrón!

Atahualpa Yupanqui


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Allí donde otros exponen su obra yo sólo pretendo mostrar mi espíritu. Vivir no es otra cosa que arder en preguntas.

Antonin Artaud. El ombligo de los Limbos


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LA RESISTENCIA

El hombre se está acostumbrando a aceptar pasivamente una constante intrusión sensorial. Y esta actitud pasiva termina siendo una servidumbre mental, una verdadera esclavitud.

No hay otra manera de alcanzar la eternidad que ahondando en el instante, ni otra forma de llegar a la universalidad que a través de la propia circunstancia: el hoy y aquí.
Qué admirable es a pesar de todo el ser humano, esa cosa tan pequeña y transitoria, tan reiteradamente aplastada por terremotos y guerras, tan cruelmente puesta a prueba por los incendios y naufragios y pestes y muertes de hijos y padres.
Sí, tengo una esperanza demencial, ligada, paradójicamente, a nuestra actual pobreza existencial, y al deseo, que descubro en muchas miradas, de que algo grande pueda consagrarnos a cuidar afanosamente la tierra en la que vivimos.

Es urgente encarar una educación diferente, enseñar que vivimos en una tierra que debemos cuidar, que dependemos del agua, del aire, de los árboles, de los pájaros y de todos los seres vivientes, y que cualquier daño que hagamos a este universo grandioso perjudicará la vida futura y puede llegar a destruirla. ¡Lo que podría ser la enseñanza si en lugar de inyectar una cantidad de informaciones que nunca nadie ha retenido, se la vinculara con la lucha de las especies, con la urgente necesidad de cuidar los mares y los océanos!

Necesitamos escuelas que favorezcan el equilibrio entre la iniciativa individual y el trabajo en equipo, que condenen el feroz individualismo que parece ser la preparación para el sombrío Leviatán de Hobbes cuando dice que el hombre es el lobo del hombre.

Hoy, ante la cercanía del momento supremo, intuyo que un nuevo tiempo espiritualmente muy rico está a las puertas de la humanidad, si comprendemos que cada uno de nosotros posee más poder sobre el mal en el mundo de lo que creemos. Y tomamos una decisión.

Ernesto Sábato. La Resistencia 


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La meditación que hice ayer me ha llenado el espíritu de tantas dudas, que ya no me es posible olvidarlas. Y sin embargo, no veo de qué manera voy a poder resolverlas; y como si de pronto hubiese caído en unas aguas profundísimas, quedome tan sorprendido, que ni puedo afirmar los pies en el fondo, ni nadar para mantenerme en la superficie. Haré un esfuerzo, sin embargo, y seguiré por el mismo camino que ayer emprendí, alejándome de todo aquello en que pueda imaginar la menor duda, como si supiese que es absolutamente falso, y continuaré siempre por ese camino hasta que encuentre algo que sea cierto o, por lo
menos, si otra cosa no puedo, hasta que haya averiguado con certeza que nada hay cierto en el mundo. Arquímedes, para levantar la tierra y transportarla a otro lugar, pedía solamente un punto de apoyo firme e inmóvil; también tendré yo derecho a concebir grandes esperanzas si tengo la fortuna de hallar sólo una cosa que sea cierta e indudable.

René Descartes. Meditaciones Metafísicas


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El capitalismo moderno necesita hombres que cooperen mansamente y en gran número; que quieran consumir cada vez más; y cuyos gustos estén estandarizados y puedan modificarse y anticiparse fácilmente. Necesita hombres que se sientan libres e independientes, no sometidos a ninguna autoridad, principio o conciencia moral - dispuestos, empero, a que los manejen, a hacer lo que se espera de ellos, a encajar sin dificultades en la maquinaria social-; a los que se pueda guiar sin recurrir a la fuerza, conducir, sin líderes, impulsar sin finalidad alguna -excepto la de cumplir, apresurarse, funcionar, seguir adelante-.


Erich Fromm. El Arte de Amar


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EL GRAN TEATRO DEL UNIVERSO

Luego que el Supremo Artífice tuvo acabada esta gran fábrica del mundo, dicen trato de repartirla, alojando en sus estancias  sus vivientes. Convocólos todos, desde el elefante hasta el mosquito; fuéles mostrando los repartimientos y examinando a cada uno cuál dellos escogía para su morada y vivienda. Respondió el elefante que él se contentaba con una selva, el caballo con un prado, el águila con una de las regiones del aire, la ballena con un golfo, el cisne con un estanque, el barbo con un río y la rana con un charco. LLegó el último
el primero, digo el hombre, y examinando de su gusto y de su centro, dijo que él no se contentaba con menos que con todo el universo, y aún le parecía poco.

Quedaron atónitos los circunstantes de tan exorbitante ambición, aunque no faltó luego un lisonjero que defendió nacer de la grandeza de su ánimo; pero la más astuta de todos:
-Eso no creeré yo -les dijo- sino que procede de la ruindad de su cuerpo. Corta le parece la superficie de la tierra, y así penetra y mina sus entrañas en busca del oro y de la plata para satisfacer en algo su codicia; ocupada y embaraza el aire con lo empinado de sus edificios, dando algún desahogo a su soberbia; surca los mares y sonda sus más profundos senos solicitando las perlas, los ámbares y los corales para adorno de su bizarro desvanecimiento, obliga todos los elementos a que le tributen cuanto abarcan, el aire sus aves, el mar sus peces, la tierra de sus cazas, el fuego la sazón, para entretener, que no satisfacer, su gula; y aún se queja de que todo es poco:
¡Oh monstruosa codicia de los hombres!

Baltasar Gracián. El Criticón


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¿Y qué es un verdadero alienado?
Es un hombre que elige volverse loco - en el sentido en que se usa socialmente la palabra- antes que traicionar un pensamiento superior de la dignidad humana.
Por ese motivo la sociedad se sirve de asilos para amordazar a todos aquellos de los que quiere deshacerse o defenderse, por haberse negado a convertirse en cómplices de las más grandes porquerías.
Ya que un alienado, en realidad, es un hombre al que la sociedad no quiere escuchar, y quiere evitar que manifieste determinadas verdades intolerables.
Pero el encierro, en este caso, no es el único recurso, porque la confabulación de los hombres cuenta con otras armas para sojuzgar a las voluntades que pretende quebrar.
Hay en el alienado un genio incomprendido que resguarda en su mente una idea que causa pavor, y que sólo el delirio le permite encontrar una salida a las opresiones que la vida le depara.
El ojo de Van Gogh es el de un gran genio, pero por la manera en que lo veo diseccionarme brotando de la profundidad de la tela, ya no es el genio de un pintor el que siento vivir en él en este momento, sino el genio de un filósofo como nunca supe en la vida de alguien semejante.
Y Van Gogh tenía razón; se puede vivir para lo infinito, llenarse sólo con lo infinito, pues hay suficiente infinito sobre la tierra y en las esferas como para colmar a miles de grandes genios, y si Van Gign no llegó a saciar su deseo de iluminar toda su vida con él, fue porque la sociedad no se lo permitió.
Rotunda y conscientemente se lo prohibió.

Antonin Artaud. Van Gogh, El Suicidado por la Sociedad

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